18/Junio/2014
Por Redacción/ Moreliainvita.com
Si el libro no se lee entonces está muerto” afirmó convencido Luis Miguel Estrada Orozco, escritor moreliano quien mañana 19 de junio recibirá en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2013 en la categoría de narrativa, por su libro de cuentos Journeymen; certamen convocado por el Gobierno de Sinaloa y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dirigido a todos los escritores mexicanos radicados en el país, Estados Unidos de Norteamérica y Canadá.
Sobre el premio, Estrada Orozco expresó que lo recibe con agrado ya que el estímulo económico le permitirá un poco de libertad para escribir, le da visibilidad como carta de presentación ante las editoriales y se traduce en una puerta de entrada ante un público lector.
Alusivo al término aplicado para las personas que por razones económicas se contratan medio tiempo y a los boxeadores que no llegan a ocupar un lugar en el ranking de las grandes figuras, Journeymen trata de esas personas que sin estar en un nivel estelar, viven situaciones extraordinarias, extrañas o memorables que rompen, de manera simbólica, la monotonía de su área de trabajo e incluso de su vida personal.
“Uno se pasa muchas horas trabajando en la oficina, en el hospital, haciendo investigaciones, indicó en entrevista Estrada Orozco, pero eso no significa que dejen de pasar cosas.”
Conformado por 110 páginas, el libro ofrece varios textos que llegan a lo fantástico; son escritos finamente trabajados y revisados que deberán defenderse por sí mismos ante el lector.
Luego de asistir a juntas, impartir y preparar clases de español en la Universidad de Cincinnati y atender la maestría que cursa actualmente en dicha institución educativa llega la noche, mejor momento para Luis Miguel Estrada, quien encuentra en el silencio y la quietud la ocasión para escribir, ya sean notas, apuntes, frases sueltas a la espera de ser utilizadas, o ideas o imágenes para desarrollar.
Contrario a lo que pudiera pensarse en esta época de adelantos tecnológicos, Luis Miguel Estrada prefiere sentir la prosa a mano. La computadora es útil cuando” las historias están más fraguadas”. Antes por su ritmo y la imposibilidad que ofrecía de borrar, las máquinas de escribir mecánicas eran las preferidas por el cuentista, quien posee varias de ellas: Olyimpia, Remington y Olivetti, tesoros que aún conserva.
Debido a su estancia en la Universidad de Cincinnati, se inclina por lectura de autores de habla inglesa, aunque no abandona a clásicos como Chéjov, Gogol. También quedó gratamente sorprendido al leer “La novela inconclusa de Bernardino Casablanca” de César López Cuadras y “Canción de tumbas” de Julián Herbert.
De las plumas mexicanas indicó que Juan José Arreola le divierte y entretiene y Alfonso Reyes le sorprende por su manejo de la prosa limpia y pulcra. También ha regresado a autores que publicaron sobre el tema del box como Vicente Leñero, Juan Villoro y Ricardo Garibay.
Dispuesto a gozar del proceso de la escritura y confiado en que alguien va a leer sus obras, Luis Miguel Estrada se confiesa menos hábil al momento de buscar una compañía editorial que tenga posibilidades de distribución y realice un trabajo de edición que favorezca a la lectura, pues es de esta manera como él llegó a descubrir a sus autores favoritos. “Sin un lector estamos fritos, mejor escribir un diario y encerrarlo bajo el colchón”, indicó el cuentista quien ha participado en “Viernes de escritores michoacanos”, sesiones en las que se ha percatado de que su trabajo es conocido.
Próximo a cumplir 32 años en el mes de septiembre, Estrada Orozco explicó que su primer acercamiento a la creación de cuentos sucedió en un taller al cursar el tercero de secundaria. Dicho interés por la literatura creció y le ha acompañado a lo largo de su vida primero como lector y más adelante en el campo de la producción literaria; actividad que ha alternado con el ejercicio de su carrera como contador público ya que, indicó “uno se asusta y le dicen que no va a vivir de andarse con cuentos”.
Beneficiario del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico del Estado de Michoacán en las ediciones 2005 y 2010; Luis Miguel Estrada es autor de los libros de cuentos “9 relatos y 1 opinión” y “Cuentos de Juan y Juan” ambos editados por Jitanjáfora en 2006, y “Colisiones” libro editado por la Universidad de Guadalajara en 2010, ganador del Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola.
También es coautor en el volumen colectivo “Lenta turbulencia” publicado por Editorial Jus y la Secretaría de Cultura de Michoacán, en 2010 y fue recopilado en la antología “Turbulencia dos mil once” editada por Ficticia y la Secretaría de Cultura de Michoacán, en 2011.
Ha colaborado en las revistas Cultura de VeracruZ, Los perros del alba y Cuatro patios, por mencionar algunas y en diversos medios electrónicos como Ágora, Círculo de poesía, Sportimes y Núcleo informativo. Forma parte de la Sociedad de Escritores Michoacanos A. C. y en 2012 obtuvo el Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez por el libro inédito “Alain Prost” bajo el sello de Ediciones Arlequín. A decir de su autor, la obra contiene cuentos llenos de nostalgia al haberlos escrito lejos de su tierra natal.
En solitario, sin pertenecer a un grupo o un taller de creación literaria, desarrolló paso a paso sus textos, mismos que reescribe, afina y madura. Ese interés como escritor le llevó de 2009 a 2011 a cursar la Maestría en Literatura Mexicana por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Su trabajo de tesis, merecedor de una mención Cum Laude, versó sobre Xavier Vargas Pardo y su acercamiento a la violencia. Del escritor michoacano le llamó la atención sus giros lingüísticos y su trabajo con la recreación del habla.
En la citada institución poblana tuvo oportunidad de laborar en la docencia y, por un giro inesperado, también en el área de la contabilidad, pero no por ello dejó de lado su amor por las letras. Tras citar al escritor y periodista estadounidense Ernest Hemingway sobre “la intención de mantener caliente el músculo de la escritura” Luis Miguel Estrada empezó a redactar crónicas, artículos de opinión y reseñas sobre el boxeo, deporte que le apasiona. Contrario a observar la pelea, ofrecer un reporte y nada más, su intención fue llegar más allá al lograr un nivel de escritura que fuera pulcro y cuidado; que estuviera a la altura de las peleas y respetara en la prosa lo que las personas (es decir los boxeadores), estaban haciendo con las manos al ser una actividad ante la que no se puede permanecer indiferente.
El proyecto personal fue creciendo, por lo que entabló contacto con la revista Esquina boxeo del Distrito Federal y después de colaborar con ellos por cerca de año y medio, les propuso editar el libro “Crónicas a contragolpe”, que vio la luz bajo el sello La Dulce Ciencia Ediciones 2013 con la pretensión de entablar una especie de plática con el aficionado del cuadrilátero.
Redactadas entre 2009 y 2012, las crónicas fueron una buena oportunidad para jugar con géneros como la crónica y el ensayo en un intento de divertimento narrativo. La idea era hablar de ciertas peleas como si fueran épicas y hubieran superado el paso del tiempo, pero de manera cuidadosa sin falsear ningún dato.
Autores como Ernest Hemingway, Norman Maile, Jack London y Leonard Gardner han sido de la predilección e interés del recipiendario del Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2013, quien, recientemente culminó el primer año de un doctorado en la Universidad de Cincinnati cuyo programa le da valor a la parte creativa.
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