Con una aromática taza de té en la mano se disfruta una tarde en la colonial ciudad de Morelia. Al ocultarse el sol, se escuchan voces de jóvenes, sonrisas de niños; se ve pasar a una señora ofreciendo rosas a los enamorados, a parejas que caminan tomados de las manos, estudiantes alborozados que salen del conservatorio; hay en las mesas de algún café de la plaza hombres que leen el periódico del día o discuten sobre política, atractivas mujeres de todas las edades que platican sobre hechos importantes o hacen cualquier otro comentario trivial. Todo esto acontece en un marco ideal para la meditación, la charla, la lectura, la creación y la imaginación, en una plaza de roca maciza, rodeada de jardines, árboles y edificios de los siglos XVI, XVIII y XIX, de líneas y ornamentos barrocos y neoclásicos, pero con cierto acento de lo isabelino y churrigueresco, rematados por pintorescas azoteas. Es el jardín Luis González o de “Las Rosas”, uno de los más hermosos y conocidos de nuestra ciudad.
Para rematar la belleza de este jardín se encuentra al centro una fuente y a los costados dos esculturas de bronce que se levantan en honor del escritor español don Miguel Cervantes Saavedra y del ilustre don Vasco de Quiroga. Este bello paisaje se engalana aún más los fines de semana con exposiciones de pinturas de artistas de la región, mismas que puedes disfrutar y adquirir. Y para mayor deleite de visitantes y locales, el lugar ha sido remodelado; las bancas, el piso y moderno alumbrado.
Sobre la calle Santiago Tapia, componente de este conjunto, se ubica el conservatorio de las rosas, de fachada estilo barroco y ataviado con patios y jardines que destacan por su belleza, es uno de los edificios más visitados de Morelia y sede actual de los muy internacionalmente reconocidos Niños Cantores de Morelia. Fungió como convento de las religiosas dominicas a finales del siglo XVI y en 1743 fue acondicionado para colegio de niñas. A mediados del siglo XVIII se empezó a impartir en este colegio la materia de música, por ello es considerado como el primer conservatorio de América. En 1738 el obispo Matos Coronado lo adquirió y lo nombró “Colegio de Santa Rosa”, de ahí el nombre con el que se le conoce.
A un costado del conservatorio se levanta la iglesia de estilo barroco que se construyó en honor a Santa Rosa de Lima en 1743, es parte del convento que se ejercía como colegio para niñas. Un aspecto distintivo de este templo es que su fachada principal, modificada en 1738, es doble. Otra de sus peculiaridades es que la puerta no se ubica frente al altar, como comúnmente sucede en las iglesias, sino a un costado. Como dato curioso, se dice que las internas del colegio se colocaban durante la misa detrás de la reja que divide al coro de la nave y no tenían contacto con los vecinos.
Preñado de atractivos: enigmáticas leyendas, edificios históricos, música, cultura y belleza, el Jardín de las Rosas te espera.
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